Los niños pasan la mayor parte del tiempo en su habitación, donde duermen, juegan o se retiran a estudiar. A menudo, sus padres no son conscientes de lo contaminantes que pueden estar estas habitaciones. Pueden proceder del suelo, los muebles, los textiles o los juguetes de plástico, por ejemplo. La exposición a sustancias nocivas en las habitaciones de los niños puede afectar a su salud y desarrollo.